En el diseño, que es clásico y eficiente a la vez, también se respetaron los sistemas hidrológicos originales, se preservó la ubicación de las construcciones, se mantuvieron intactas las vías de acceso al sitio y se dispuso la utilización de materiales originales en todos los caminos y los elementos artificiales del paisaje. La propiedad restaurada incluye el castillo, una iglesia medieval y el Borgo, que ahora es el núcleo del centro turístico con un completo hotel boutique de 23 suites con spa, una escuela gastronómica y una bodega. Entre los elementos que se incorporaron al sitio se encuentra un campo de golf diseñado por Tom Weiskopf, un complejo bodeguero, un centro de bienestar y kilómetros de senderos para explorar a pie, en bicicleta o a caballo.

EDSA dirigió la formación del plan maestro del sitio declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, con un diseño holístico que permitió restaurar la propiedad e incorporar mejoras al sitio que eran compatibles con su historia y las tradiciones de la región, con lo que contribuyó de forma significativa al paisaje cultural.